Te nos has ido, has dejado de sufrir, ya no escucharemos más tu risa, tus comentarios ingeniosos mezclados con esa pincelada de despiste que te caraterizó durante toda tu vida. Era algo inevitable y que ha llegado el momento de decir: hasta aquí he llegado y de la manera que ha sido tu vida, seguro que con una sonrisa en la boca, "regañando" a quien tuvieras cerca en ese crítico momento. Así te recordaré, así quiero evocarte siempre, así permanecerás en mi memoria como un niño grande, como ese persona que siempre tenía una palabra de ánimo, una sonrisa en la boca, un comentario jocoso o un despiste tremebundo; cuantas meteduras de pata que a los demás nos dibujaba esa misma sonrisa que tu repartías a todo el mundo.
Hasta siempre.
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